Verano y perros de caza
Artículo escrito por Nicolás Urbani, veterinario y asesor técnico de FARCAZA, para la revista 'Jara y Sedal' de junio de 2024 y recogido en el suplemento 'Caza en Aragón' del mismo mes.
El perro de caza, como todo atleta, antes de la época de competición debe recibir los cuidados que le permitan alcanzar lo antes posible su máximo potencial a nivel físico, etológico y de bienestar. Estas son las recomendaciones básicas para que los cazadores preparen a su perro de cara a la media veda.
Condiciones de crianza
Hemos de albergar nuestros animales en instalaciones que cumplan los requerimientos legales básicos de bienestar animal en cuestiones como capacidades máximas, materiales de construcción lavables y resistentes, una correcta ubicación y diseño frente a inclemencias meteorológicas o la libre disposición de agua. En esta misma línea, un transporte en buenas condiciones previo a la actividad venatoria favorece el cumplimiento del animal –evita calambres, lesiones musculares...–. Su bienestar es clave para su buen desarrollo cinegético.
Alimentación
Es necesario adaptar su dieta a su fisiología –machos, hembras, época reproductiva...–, edad y condiciones ambientales. Venimos de la época de reposo, en la que lo adecuado habrá sido una disminución de grasa y proteína conforme al índice de actividad. Recomiendo mantener un pienso de buena calidad y ajustar la cantidad conforme a las necesidades.
Revisiones ‘médicas’
Es importante implementar una rutina de limpieza y revisión de nuestros perros que nos puede ayudar a sospechar de posibles problemas sanitarios que debamos trasladar a nuestro veterinario. Es interesante prestar atención y conocer cuáles son sus condiciones ‘normales’:
- Pelo: brillante, suave, con pequeñas perdidas fisiológicas, sin escamas...
- Ojos: deben estar limpios, brillantes, sin manchas...
- Oídos: de color rosado en su cara interna, sin secreciones u olores extraños.
- Boca: con mordida normal y dentición blanca.
- Trufa: húmeda y del color asociado a la capa del perro.
- Condición corporal y engrasamiento: un perro bien proporcionado tendrá unas costillas fáciles de palpar, una cintura perceptible desde arriba y un abdomen plegado hacia arriba detrás de la caja torácica, si se observa desde un lateral.
Vacunaciones en regla
Revisaremos su programa sanitario, prestando especial atención a la profilaxis vacunal obligatoria –rabia– y la voluntaria –moquillo, parvovirosis, hepatitis, leptospirosis, tos de las perreras...– a través de vacunas polivalentes administradas por el facultativo competente.
Desparasitaciones
Además de la vacunación debemos cumplir el protocolo de desparasitación frente a parásitos internos –como la hidatidosis, tenias..– y externos –pulgas, garrapatas, mosquitos...–.
No olvidemos que algunas de sus enfermedades pueden ser zoonóticas, es decir, transmisibles al hombre. Por eso la revisión y tratamientos veterinarios son esenciales por motivos de sanidad animal y pública.
Entrenamiento y adiestramiento
Además de la actividad física diaria mínima –paseos, salidas a zona de esparcimiento de la perrera...– es muy importante desde el punto de vista físico, etológico y de bienestar procurar a nuestros perros el campeo –al menos semanal– que le lleva a mantener la rutina propia de la caza como la investigación, la experiencia y la interacción con los humanos y otros perros.
El campeo se debe realizar en las zonas de adiestramiento habilitadas para ello, en los cotos que seamos miembros de la sociedad que lo gestiona, para evitar molestias a la fauna en época de cría y para cumplir la normativa vigente.
Riegos estivales
Prestaremos atención a los peligros de patologías más propias del verano como golpes de calor, lesiones en almohadillas plantares y heridas cutáneas por espiguillas: para prevenirlas o minimizarlas durante la cacería nuestros perros deben contar con puntos de agua, trataremos de evitar zonas muy pedregosas y campos sin cosechar y llevaremos con nosotros un botiquín veterinario para curas de urgencia.
Seguridad
Algunas modalidades de caza propias del verano, como el descaste de conejo, suelen ser de las que más accidentes por armas de fuego ocasionan a nuestros animales. Así pues, como siempre, extremaremos la precaución y valoraremos correctamente la acción de caza previa al disparo sobre la pieza.