El plan para la mejora del hábitat del urogallo en el que colabora FARCAZA ha restaurado ya 280 hectáreas

23 de abril de 2025. Buenos resultados del plan de restauración y mejora del hábitat del urogallo pirenaico liderado por el Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón a través de la Dirección General de Medio Natural, Caza y Pesca con la colaboración de la Federación Aragonesa de Caza (FARCAZA) y la Fundación Artemisan.
El proyecto ha ejecutado ya el 70% de las actuaciones, una cifra que se traduce en una superficie restaurada de 280 hectáreas en cinco enclaves del Pirineo oscense: Benasque, Bielsa y Tella-Sin, Plan y Espés.
Este plan se está desarrollando desde 2021 y se extenderá hasta 2026. Cuenta con un presupuesto de dos millones de euros de fondos europeos Next Generation y tiene como objetivo frenar el retroceso poblacional del urogallo (Tetrao urogallus), una especie que en Aragón está catalogada como en peligro de extinción.
En este contexto, el Gobierno de Aragón junto a FARCAZA y Artemisan -entidades que aportan su experiencia en materia de conservación y gestión del medio natural además de una dotación presupuestaria específica- están trabajando fundamentalmente en la zona de Bielsa en colaboración con su Ayuntamiento y de forma particular con su Sociedad de Cazadores, a la que FARCAZA agradece especialmente su cooperación. El director general de Medio Natural, Caza y Pesca, Alfonso Calvo, quiso conocer sobre el terreno la labor que se está realizando y hace unos días visitó algunas de las zonas en las que se ha actuado en el marco de este plan. Fue una visita a la que asistieron el presidente de la Federación Aragonesa de Caza, Ángel Nuño; el delegado en la provincia de Huesca, Ricardo Arrudi; y el director técnico de la entidad, Nicolás Urbani.
Tras esa jornada de trabajo, el Gobierno de Aragón ha divulgado los datos más recientes sobre la población de urogallo pirenaico en Aragón que se han obtenido mediante el análisis genético de excrementos y que sitúan la población por encima de los 168 ejemplares. Este censo ha sido coordinado por el Instituto Pirenaico de ecología del CSIC y han participado el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), TRAGSATEC, Fundación Quebrantahuesos, Agentes de protección de la Naturaleza de Aragón y la Fundación Artemisan y ha sido financiado por el Gobierno de Aragón y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Las cifras obtenidas son muy superiores a los 40 ejemplares que se contabilizaron en el censo de 2017 debido a que la metodología es diferente y ha permitido contabilizar individuos que anteriormente no pudieron detectarse. En todo caso se ha constatado que el número de cantaderos ocupados ha descendido, y por tanto, la distribución de la especie sigue en regresión en Huesca.
La situación de la especie en el Pirineo aragonés es crítica, según han trasladado desde el Ejecutivo aragonés. Se trata de un ave muy especializada, dependiente de masas forestales maduras de coníferas y hayedos, con estructuras abiertas que permitan la entrada de luz para el desarrollo de arándanos, acebos, y la presencia de insectos, fundamentales para la alimentación de los pollos. Sin embargo, el abandono de los usos tradicionales del bosque y el avance del cambio climático han favorecido la densificación del sotobosque y la pérdida de hábitats adecuados.
Los trabajos de restauración ejecutados -que han sido consensuados con ayuntamientos, propietarios y entidades locales- están orientados a devolver al monte su estructura heterogénea, favoreciendo tanto la biodiversidad forestal como la capacidad de acogida para el urogallo. Además, contribuyen a mejorar la resistencia de los bosques frente a incendios y otros efectos del cambio climático.
Las actuaciones incluyen clareos, desbroces, plantaciones de especies nutricias, conservación de madera muerta y establecimiento de rodales sin intervención, todo ello con el objetivo de reproducir las condiciones óptimas que requiere esta especie para su reproducción y supervivencia. También se espera que estas medidas beneficien a otras especies forestales como el mochuelo boreal, el pito negro o el mochuelo chico; así como que mejoren la funcionalidad ecológica de los bosques pirenaicos a largo plazo.
**Con información del Gobierno de Aragón.